lunes, 10 de noviembre de 2014

Pistoleros

El peor halago es el favorito de mi papá, apunta y dispara cuando cambio algo de mi apariencia, sea lo que sea él me matará:

¿Y dónde está mi hija?

Dejo de existir y ese es un cumplido, la sangre ya no pesa y no somos familia, no somos nada. Soy una extraña y él está buscando a su hija,

¿quién es esa que buscas?

espero que nunca la encuentres.

El segundo peor halago es:

Qué linda te ves hoy.

Qué fugaz es el presente y qué extaño esos rituales estéticos; quiero verme fea todos los días o ser linda, pero todos los días. ¿No se dan cuenta que estoy buscando mi identidad y mi misión en la tierra?, no se puede vivir para siempre si muero, si me acuchillan con palabras que dan risa y un poco de comezón en las mejillas. 
No, no estoy exagerando. Pienso en esto todos los días, cuando me miro al espejo y me trato de sacar los balines de la cara; con cuidado, no quiero que me salgan espinillas.

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