jueves, 27 de noviembre de 2014

Frustración

De mi voz no queda nada, me la empecé a comer con el primer llanto afuera del útero materno. Ahora no la puedo sacar, se me queda atascada en la garganta y se me sube por la nariz; cuando hablo, es como si lo hiciera para adentro y a veces me quedo sin respirar. Cuando estoy frente a mucha gente, apenas sale un chillido histérico e incluso se me entumese la lengua, porque no hay voz que vaya a jugar entre las papilas. 
Mi voz es nada y no tiene sabor, pero me la he comido toda. De puro nervio.

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