Necesito más piercings. Llenarme la cara de ellos y no sentirla nunca más, vivir entumecida y adolorida, morir de una infección mal cuidada; atragantada con el pus de mis propias desiciones. Érase una vez una cuestión de estética, ahora solo queda un trago amargo y una rabia que no me deja mirarme en los espejos; quiero llenarme de piercings, ser grotesca e increíble cuando me vean en la calle y la pupila perforada me sangre por el calor, quiero morirme así. Pensando en que tuve el control sobre mi cuerpo.
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