domingo, 9 de noviembre de 2014

Personalidad

Hoy me di cuenta de algo terrile. Estaba escribiendo cuando lo noté: tengo dos tipo de letras diferentes (qué) y no es cuestión de cansancio, yo sé mucho de cansancio y esto no tiene que ver con la mano fatigada en su esclavitud (no); es más bien, un asunto de añoranza incosciente (creo). Mi caligrafía de puntas y óvalos verticales es a veces de círculos y óvalos horizontales, aplaztándose ellos mismos contra la existencia, tratando de desaparecer en un suicidio que escapaba al habitual desenfreno en el teclado.
Este fenómeno es muy desesperante, pero al mismo tiempo tranquilizador, porque es la prueba más real de que hay dos personas en este cuerpo y que yo no tengo la culpa de todo nada nunca siempre.

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