martes, 23 de septiembre de 2014

¿Quién sabe?

Otto Marseus van Schrieck, Snakes, Toads and Butterflies c.1639-1678
A la loca que se creía bruja la vimos llorar por dos días seguidos frente a la casa de sus papás. Después, se mudó con llanto y todo a la plaza de la esquina y allí, alimentaba a las palomas y a cuanto animal se le acercara. Una mañana, nos vinieron a entrevistar porque la loca que se creía bruja había acumulado y domesticado tanto animal raro que íbamos a tener que evacuar la cuadra entera para que fumigaran, ¡PLAF!, y de una mataran tanta enfermedad del aire y la cabeza. Cuando volvimos, los controladores de plaga y los animales estaban muertos, todos desnudos como pajaritos caídos del nido durante la última lluvia de primavera.

A la loca que se creía bruja no la vimos nunca más, pero siempre nos acordamos de ella cuando vamos al cementerio y pasamos frente a la tumba abierta, esa que no quieren volver a cerrar porque
¿quién sabe?

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