lunes, 29 de septiembre de 2014

Pendejo

No, no, no.
Así no lo había planeado.
¿Qué les pasó a los humanos que de pronto se pusieron esquicitos para sus cosas?

Pensaba dios, pensaba y pataleaba a sus anchas, allá más arriba del cielo.

A estas mascotas se les ocurrió hacer unas lujosas tumbas de cemento y enterrar el cuerpo entre cuatro tablas de madera lustrada.

¡Lo están arruinando todo!
¿Cómo van a volver los nutrientes a la tierra?, los animales no bastan para mantener el balance de la maqueta.

Y entonces tuvo una idea.
Un par de llamadas y listo, tantas guerras y pestes que no tendrían tiempo para un entierro, se reía mucho al respecto, "digno".

En fin.

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