No, no, no.
Así no lo había planeado.
¿Qué les pasó a los humanos que de pronto se pusieron esquicitos para sus cosas?
Pensaba dios, pensaba y pataleaba a sus anchas, allá más arriba del cielo.
A estas mascotas se les ocurrió hacer unas lujosas tumbas de cemento y enterrar el cuerpo entre cuatro tablas de madera lustrada.
¡Lo están arruinando todo!
¿Cómo van a volver los nutrientes a la tierra?, los animales no bastan para mantener el balance de la maqueta.
Y entonces tuvo una idea.
Un par de llamadas y listo, tantas guerras y pestes que no tendrían tiempo para un entierro, se reía mucho al respecto, "digno".
En fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario