"Me voy a matar por tu culpa"
El mensaje decía más que eso, obviamente, pero podía resumirse fácilmente en esas palabras. Cuando lo recibió a la siete de la mañana, se terminó de despertar por los calamabres y escalofríos que atormentaban su espalda, llamó de vuelta:
"Si haces esa tontera, me mato solo para ir a sacarte la conchatumadre al infierno"
Gritó lo que quiso y luego cortó.
Y así fue.
Qué raras las promesas que se hace la gente, y más extrañas son las que se cumplen.
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