lunes, 31 de marzo de 2014

oh no

una hormiga vagando entre mis manos
¿por qué busca allí azúcar?
casi como si tal vez existiera la posibilidad del sueño de la idea del azúcar
entre mis manos
o algo

intenta entrar por mis poros con la esperanza de mi sangre hecha un panal
pero lo único único dulce que se desliza por mi cuerpo es el tacto etéreo de la venganza;
tu mayor pecado ha sido sembrar en mi cabeza,
donde solo queda la sangría de la imaginación, el anhelo de una mancha roja contra el blanco pulcro
del vacío

he deseado tanto tu muerte
pero la dejo ser, a la muerte, total
se me devuelve por tres;
ya no hay culpabilidad contra el castigo inevitable
y la incredulidad es ahora mil dagas:
las estoy guardando junto al leve eco de los cuentos inventados en las noches chistosas
de la infancia

aplasto una hormiga con mi dedo
¿se habrá sentido dulce?,
soy una niña de veinte años y estoy triste en el mundo 
y voy a tener la sonrisa más grande

estoy cansada de esperar una llamada de la tumba
y en esta ciudad no llueve nunca
ni hay olor a leña
ni se ven esos pájaros de papel de los que hablábamos tanto
ni se escuchan esos pájaros de verdad que morían tanto 
bajo tus pies

¿fuimos realmente felices?
espero que tú lo seas, más te vale serlo
porque eres una ola:
saborea lo que las hormigas no encontraron
canta las balas que tienes
llora los gritos de los que te crees dueño
yo voy a reír: hoy me como un pan con miel y mañana le escupiré a tu cadavérico egoísmo
con dulzura.

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