domingo, 3 de noviembre de 2013

Escape

 
Qué bello panorama proyectan las luces de una patrulla, cuando la casa está oscura y tú sentada, quieta, en la cocina. Las luces verdes y rojas te trasladan a la navidad pasada, la más pasada, cuando eras solo una niña frente a tu primera bicicleta mal envuelta, porque, ¿cómo envuelves una bicicleta?.
Las luces del carro policial te resultan hermosas hasta que se detienen frente a tu casa y llaman a tu puerta, cuando la derriban y encienden las luces, cuando tú vez en tu mano un cuchillo y al que había sido tu espsoso tirado en el suelo, cuando en tu mente solo hayas un pensamiento:

Se lo merecía.

Entonces te encuentras con las palabras crudas de un par de hombres, que saben a realidad, y te dices a ti misma que no te entienden, porque son hombres. Hombres como al que asesinaste, y huelen el homicidio de la sangre hermana y no entenderán, no lo intentarán si quiera porque has matado a uno de su piara.
Sueltas el cuchillo y tratas de correr, pero te cortan el paso y
¿qué puedes hacer?

Correr

y corres
            corres
                      corres
y crees hallar consuelo en la ventana abierta
y te lanzas del segundo piso
y sientes como te rompes de alivio
y el sentimiento dura
                                 y dura
                                           y dura
y se acaba el consuelo, que significa la muerte.


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la ilustración es de la autoría de Arthur Rackham

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