—Por favor, en la funda de sus asientos hay un par de tapones, todos lo que ocuparán las almohadillas deben ponérselos, por favor.—Dijo el auxiliar una vez de recorrer el bus de atrás hacia adelante. Los pasajeros le hicieron caso en silencio, menos ella: ella lo encontró molesto y estaba muy sonnolienta, así que olvidándose por completo de ellos se quedó dormida al instante.
Despertó luego del sueño más extraño, durante el cual había sido un sin número de personas, con diferentes metas y propósitos; tenía los pies entumecidos como si hubiera corrido todo lo que en la inconsciencia había corrido, miró a su alrededor y temió reconocer todas las mujeres y hombres con los que había tirado, temió moverse y que las partes de su cuerpo se cayeran, tiritó al solo imaginarse el cinturón de seguridad transformándose en un gigante tentáculo, acercándose a ella para sodomizarla frente a todos; tuvo mucho frío y luego, demasiado calor, apretó con fuerza el brazo de su compañera de asiento y esta, al ver que la joven se mordía con ansiedad la lengua y tenía los ojos inyectados en sangre, presionó con fuerza el botón de pánico en el techo del transporte. Acto seguido apareció el auxiliar, manteniendo y reclamando la calma.
—Estúpida mujer, te advertí que te pusieras los tapones en los oídos—La reprendió—Estas almohadas han sido ocupadas por toda clase de gente, es natural que se haya quedado uno que otro sueño pegado en ellas. No tenemos tiempo de lavarlas muy seguido.
—¡Está convulsionando!—Gritó la mujer que la sostenía, moviendo sus manos nerviosas, sin saber qué hacer.
—Déjala—Habló el hombre de cabellos negros—Ya se le pasará.
—¿Y luego?
—Nada, tendrá que acostumbrarse a vivir con los sueños ajenos, eso le pasa por no seguir las instrucciones.
Y menos mal que se había subido una ingenua al bus, que los sueños, abandonados en las almohadas, estaban famélicos y a punto de morir.
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la imagen le pertenece al gran Shintaro Kago ♥ ♥

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