Cuando naces, naces sabiéndolo todo.
¿Te habías dado cuenta de eso?
Claro que sí, el asunto es que lo has olvidado, como a todas las cosas y como todas las personas.
Los veo a ustedes, caminando sin preocupaciones verdaderas por el mundo, con una inmensa liga que inmoviliza sus alas y un velo que les cubre hasta la boca; un pequeño ser verde y dentón en cada hombro, susurrándoles cosas que solo ustedes saben, y bueno, que yo sé y no me importan. Los veo quejándose de dolor de espalda, hombros y muelas, los veo quejándose de ignorancia.
La verdad es que les tengo un poco de lástima. Al principio se les preguntaba, ¿quieres olvidarlo todo?, o algo así, pero como ahora está de moda ser ignorante...luego de la cigüeña viene el turno de la Luna, que te persigue y te persigue a donde vayas hasta que te hipnotiza y te quita todos los recuerdos acumulados en las vidas pasadas, una y otra vez, una y otra vez. Incluso todas esas cosas espeluznantes que aprendes mientras haces la fila para volver al mundo que te echó a patadas.
La cosa es bien simple; la Luna tiene hambre y se siente sola, allá arriba no tiene con quién conversar, así que le gusta deborar recuerdos y fingir que son de ella. Obviamente, te da algo a cambio, la pequeña satélite no es una bruja ni nada similar. Solo está algo sola.
Y todo termina así: tú, mirando directamente a los ojos blancos de la Luna mientras ella te pregunta, ¿me das tus recuerdos?, a cambio te daré el don de la palabra. Y todos se apresuran a aceptar, ¿por qué?, ni idea, pero es un buen negocio para mí desde hace unos cuantos miles de años.
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la imagen es "La luna" de Salvador Dali ♥♥

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