Negativa.

Ella es positiva.
De esas personas que afrontan con una sonrisa cualquier cosa que se les ponga por delante; una congestión vehícular, el agarrón de un pecho en el colapso del subterráneo a las seis de la tarde, frutas recién compradas con gusanos, comentarios sobre el esperado novioyfuturomarido por parte de la familia, malas críticas sobre su ropa, una espinilla inoportuna, el aprovechamiento de sus colegas en el trabajo, agua fría en medio de un baño caliente en invierno, una caída con falda tipo tubo en la calle, piropos obreros a la una, alergia primaveral a las diez, congestión invernal veinticuatro horas, insomnio, exceso de sueño, lluvia imprevista, codazos mal intencionados, café frío, una infidelidad clandestina, una mentira piadosa.....todo, ella puede con todo y se lo puede con una sonrisa.

Tiende a pensar que las cosas siempre mejorarán y tiene esa creencia religiosa donde todo lo malo paso por algo bueno, si se cierra una puerta se abrirá una ventana, solo Dios sabe, sé buena y te pasarán cosas buena,  no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti...suma y suma. O más bien, quizás, resta.

Por eso al parar sus pasos calmos en el cruce de vehículos debido a la luz roja, no dudó en apretar el infame botón a medio poste del semáforo, ese verde que te promete apresurar el cambio a la luz que te permita avanzar, ese verde que todo el mundo tiene por seguro que no funciona.

Ella es optimista.

Lo apretó y, por alguna inexplicable razón de la inexplicable vida, se electrocutó.

Fue presa de múltiples convulsiones mientras se precipitaba al suelo, sintió el sabor de la sangre que brotaba de su lengua y le tapaba las vías respiratorias, sintió pisadas y murmullos, pero no ayuda. Trató de sonreír.

Vio la muerte, pero como ella era muy positiva, decidió que estaba bien.

Porque ella era positiva. Pero no feliz.

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La imagen es un óleo llamado "Me alegro de estar de vuelta" y es de George Grosz