jueves, 13 de junio de 2013
Libros.
Linares es la ciudad donde nací y viví hasta que tuve que venir a estudiar a Santiago.
En Linares hay un hombre, ¿qué será de ese hombre?, un pobre hombre. No sé si tiene casa o familia, y aunque hay varias leyendas al rededor de él, yo sinceramente no sé. Es un hombre.
Es un hombre, aparente y prejuiciosamente indigente, que se gana unas monedas cantando la canción Macondo, esa que se escucha en año nuevo.
La entona una y otra vez, una y otra vez, repitiendo sin cesar:
Ma-condo.
Macondo.
Ma-condo.
—Balbucea, tratando de asimilar la alegre melodía de ritmo tropical—
¡Ma-condo!
Cual cuervo buscando su propio busto de palas para matar.
La gente solía molestarlo, presión, presión y más presión hasta que él los salía persiguiendo.
Le decían Macondo
Lo sé, original.
¿Qué será de ese hombre?
Daba miedo, pena y envidia.
Y no era más que un pobre hombre.
Sin embargo, luego de leer Cien Años De Soledad, se veía como un valiente soldado. Un sobreviviente.
Un hombre que a gritos, con las pocas palabras que podían salir de su boca, contaba una historia increíble.Una predicción.
Ma-condo.
Macondo.
Y entre balbuceo y balbuceo, nos señalaba como los siguientes.
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