Acto 1
¡Pobre huevona!
Escena 1
Ella está sentada, tranquila, de sorpresa un pequeño querubín le hace un tajo en el pecho sin ningún motivo aparente.
Ella: ¡Desquiciado!
Has tomado mi corazón y lo profanaste
lo abriste y picoteaste en él hasta hallar los resquicios de tu violenta muerte,
porque te conozco, ¡te conozco más que bien!
sacaste tus huesos tan triunfante, con esa sonrisa puta que ponen los políticos
de política si sabes
sobretodo de guerras y de desaparecidos.
Y hasta me has encontrado justo como querías: mirando embelesada unas palabras que no eran las mías
Cómo te gusta joder
Debieron llamarte anor por la manera en la que cagas
yo te pondría paloma.
¿Pero qué?
¿Qué haces ahora?
¿Qué pones allá adentro de esa masa de sangre y moretones de la memoria?
Ha de ser un despertador, porque escucho un sonido avergonzado
¡Cuánta humillación!
que esta chatarra se pone a sonar como loca cada vez que veo esa caligrafía uniformada con las bellas telas del siglo XXI,
cuando apareces, hijo de puta, entre las dudas de mi mente y te conviertes en algo más que unas letras azarosas
cuando tienen rostro, y voz, y belleza, y crueldad, y compasión, y delicadeza y esa ortografía impecable que suele olvidar en medio de las ganas de volar,
cuando sus alas se agitan histéricas y alegres sobre esos interruptores maldecidos por los benditos y adorados por la gente que,
como yo,
se ha visto sorprendida por la dimensión de los apocalipsis, los mundos paralelos y de las verdades que mienten disfrazadas de opinión
¿Ves lo que has hecho?
Tanta incoherencia, solo significa una cosa.
Confirma al menos tu nombre, aunque te conozco
y me atormenta verte tan claramente ahora
justo ahora
que debería estar tan triste
y me siento tan feliz
de leer tus intenciones.
Fin Escena 1
El querubín se va riendo lleno de burla, le lanza hojas secas a ella que, entre sus crujientes pasos confirma la llegada del amor y del otoño.
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