No le gustaba ver las noticias.
Nunca las veía porque pasaban cosas como estas.
Su pareja estaba llorando en el sofá, sin querer aceptar el consuelo que ella le ofrecía de cuando en cuando.
Se levantó del sillón, ira y pena, era lo que la inundaban y no le permitían pensar con claridad, lo único que tenía en el cerebro era el retumbe de esas emociones y la imagen de la virgen María adornada de flores, reflejo de la que estaba viendo en ese mismo instante sobre la repisa de la habitación.
Caminó hasta ella, la tomó con cuidado entre sus manos y eso le dio rabia, más todavía, la apretó hasta que se le salió la cabeza y sus manos dolieron, luego lanzó el cuerpo acéfalo a un lugar que no se molestó en calcular, el sonido de la destrucción llenó el cuarto por un segundo.
-¡¿Cómo se supone que exista dios, ese es dios, eso es lo que hace dios?!
El hombre se estremeció mientras veía a su esposa, que destruía imagen tras imagen religiosa que caía entre sus manos, ¿no recibirán ningún castigo por eso, verdad?
-¡No te quedes ahí!- Y ella le entrega una reluciente figura de San Sebastián, con su atavío rojo se veía elegante aun bajo la lluvia de flechas y heridas que se lanzaban sobre él, sus ojos estaban repletos de tristeza, desde el ángulo en que lo sostenía daba la impresión de estar pidiendo misericordia. Entonces fue él el que se enojó, porque ellos también había pedido piedad, la habían pedido y habían sido pacientes, habían esperado, día tras día, ¿y ahora esto?
San Sebastián chocó contra el suelo y soltó un grito múltiple al descuartizarse.
Una vez que terminaron con todos los santos de su pieza se separaron para ir por las que adornaban y protegían los otros lugares de la casa, y cuando ya no quedó ninguna se volvieron a reunir en el cuarto que compartían, se derrumbaron exhaustos en el sofá del rincón, la tele seguía repitiendo como papagayo la misma noticia, ¿qué les faltaba investigar?, ¿ahora le preguntarían a esa cáscara de plátano su opinión sobre el asunto?
-¿Cómo puede ser posible que mi bebé haya sido enviado a ese lugar?-Se lamentó la mujer, y ahora que no tenía que preocuparse por las lágrimas de su marido, se dio el lujo de soltar las suyas.
-Cariño…
-¡No es justo!
Para los que recién se vienen uniendo a nuestra sintonía, estamos informando que unos recolectores de basura hallaron entre los deshechos el cadáver de un bebé recién nacido, al parecer fue asesinado por su madre al nacer ya que…
Ellos habían estado rogándole a su dios desde hace mucho tiempo para que les diera la bendición de un hijo.
-¡Mi bebé!-Continuó llorando.
Sus entrañas se lo decían a retorcijones, ese era su bebé, el bebé por el que tanto había pedido, solo que un pequeño error en el cálculo de dios había terminado enviándolo al lugar equivocado, con la persona equivocada, en el momento menos indicado de todos.
Ese error le había costado la muerte a su bebé, ese error le costaría la muerte a dios.
Ojo por ojo, diente por diente.
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