Un elefante rosado y bien gordo, alimentado por los humanos en un jaula de dos por dos, un payaso mal pintado, todos los autos robados del mundo, un kilo de relleno para cojines, las historias más húmedas, las cosas que he perdido a lo largo de mi vida, los porotos que no me comí, las horas que se me escaparon y ahora llamo, las pisadas en vano, los kilómetros que me sobran, el sudor de una noche veraniega, las costras de las rodillas lastimadas hasta el infinito, las nubes que conté, las vacas que me comí, los libros que leí, las hojas de otoño que pisé, el mimo que me imitó en paseo ahumada, la ropa que ahora me queda chica, los dientes que se me cayeron, las bolsitas de té que exprimí, las pepas de sandía que me tragué, los besos que te faltan, los besos que te sobran, las palabras más estúpidas, las palabras más verdaderas, los juguetes que regalé, las palabrotas que me gritaron, las lágrimas que he botado, las lágrimas que botaré, la basura de la calle, las ideas abortadas, la lógica que me falta, la imaginación que me sobra, la nieve que se derrite, las semillas que van a crecer, una casa para los escritores, una cárcel para el dinero, la flojera de mi generación, la razón para que sigas viviendo, la cura al cáncer, un silla eléctrica, las estrellas que no han nacido, los astronautas que se han escapado de la tierra, una luna maldita, un elefante rosado y bien gordo, las alas que nos arrancaron, la tierra prometida, los volantes del casorio de Jesús, el santo grial, todas las cosas míticas de las que tanto se burlan, la entrada a Death City, Konoha y otros, los fósiles de la primera comunidad matriarcal, el primer registro pornográfico, el destino de la tierra, todas las cosas que pudiste haber hecho, los quizás y los porqués, las medias naranjas de todos, paz mundial, la fama que no tendrás, la sangre del miedo, las armas que han sido disparadas, las llaves del subsuelo, la genuina habitación del tiempo, las palabras que tartamudeaste, las mentiras de ayer, las promesas de hoy, el fracaso del mañana, los pétalos marchitos, la cuna de las palomas, la cáscara arrancada de los tomates, las primeras palabras del hombre, la espuma del mar, los rayos del sol, el holocausto de las rosas, los matrimonios que no fueron, los divorcios que serán, los saludos que se prohibieron, las amistades que se acabaron, los recuerdos que borraste (y te costó mucho), la leche derramada sobre la que lloraste, las horas de insomnio, las mariposas de tu estómago, las mascotas que huyeron, las críticas que necesitas, los sueños olvidados al amanecer, los garabatos ahorcados en la garganta, las pataletas que le hiciste a tu mamá, los sueños eróticos que jamás contaste, el rubor ido de tus mejillas, las palabras excluidas del diccionario, lo que se borra del computador, las miradas que no fueron devueltas, las distancias demoledoras, las cartas que ya no se envían, las sonrisas falsas, las fotos rotas, las cenizas de nuestro nacimiento, la clave para la resurrección, la ubicación geográfica del infierno, las veces que he presionado las teclas de mi computador, el origen del viento, el calor de la tierra, un elefante rosado y bien gordo.
Todo eso está dentro de mi nariz.
¿O será solo la alergia?
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