Ser nada, ser nunca
que esa sensación bastarda no tenga dónde caer muerta.
Ser una tumba de pensamientos perdidos, sin ningún significado
alaridos sueltos,
alumbrados en el mundo una noche cualquiera en que nadie los escuchó.
Llegar a convertirse en un diminuto ser que vague por sueños ajenos,
y quizás llegar a uno tuyo,
solo quizás
porque me destruiré y luego me volveré a construir de los quizás
porque haré de los quizás mi regla más eterna
una deriva que solo yo pueda alcanzar,
aun llena de tedio, de cicatrices mal cerradas y palabras sin decir.
Haré de los quizás, de los nunca y de los nada mis compañeros en cada paso
y que nada me derrumbe ahora que no lo puedes hacer tú, entre los escombros de algún corazón despedazado,
de alguna canción desmenuzada hasta la desnudez de la incongruencia.
Me volveré las respuestas de lo que me pregunten
solo respuestas y ya no sabré preguntar
porque siendo nada, nunca y quizás
nada importante saldrá ya de mí;
a menos que no necesites nada
¿o tal vez una duda férrea que no te abandone?
(La incertidumbre es un fiel perro)
Ser nada, ser nunca, ser quizás
sin dejarme arrastrar, sin esperar y sin creer
son las reglas para que yo pueda sobrevivir,
un sueño infinito que me haga flotar sin la necesidad de pensar
una soga bien apretada al corazón hasta que toques mi hombro.
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