Todos tenemos un superpoder que debemos descubrir, una vez que lo hagamos habremos alcanzado la madurez. Catalina se levantó muy temprano a darle de comer a los gatos y necesitaba abrir la puerta de la cocina, bastó que apoyara su codo suavemente en la superficie de cristal para que el vidrio se hiciera trizas, temblara la tierra y murieran todos los las les machistas de su faz.
Ahora vivimos en paz.