El pez gota cuando es capturado se da vuelta y deja su interior expuesto para causar el asco en los incrédulos humanos. En el escaparate tumbáico de su épico sacrificio los ve cuestionarse su origen y escogerle un nombre científico en latín, mientras su alma pena bien pegada al cristal, sin poder volver a su agua. Se ríe un poco cuando le gritan que es feo, no les dice que se parece a ellos por educación. El pez gota nunca, ninguno de su especie, dejaría ver sus colores brillantes ni su porte galáctico, las nebulosas de sus escamas están reservadas para los suyos en lo mas profundo del océano.
