no creo en las mentiras piadosas pero sí en el silencio y la mirada intensa, en las arañas cayendo del techo mientras escucho la voz falsa de un hombre desesperado en artificios de voz y mal aliento. Te conozco, diablo, y me sé de memoria todas tus palabras. Te miro y me callo, tu cola de flecha no se ve hoy y la pelada sin cuernos te da un aire patético.
¿Qué haces acá?