miércoles, 5 de agosto de 2015

Uñas en la plumavit

El tono de los periodistas y el de los curas en la misa son parecidos en mi cabeza herida: voces pesadas, adentro de una caja; burlescas, con mucha lengua y jadeos, ansiosos por entrar. Me tratan como ignorante. Me quieren matar,
y yo no tengo problema en morir, pero volver a la tierra por un veneno poco y unas palabras muchas es una tontería. Aunque sé de oraciones que matan y de talones débiles, yo no quiero tener nada que ver con eso.
Diré que soy fuerte, les gritaré que son unos miserables, tras la puerta de sus santuarios.