La pareja heterosexual se reencuentra después de una semana peleados, se miran las caras a la distancia de una cuadra y se les llenan los ojos de lágrimas. Corren a los brazos del otro, se huelen y se tocan, como si hubieran vuelto de la muerte. Se miran las pupilas y se besan, desean no tener nariz ni dientes; solo boca, lengua y ojos para tirarse piqueros. En medio de la vereda, se dicen que se aman.
Yo los veo, y en verdad es muy incómodo (y un poco nauseabundo), pero necesito pasar por aquí para llegar a mi casa.
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