jueves, 27 de noviembre de 2014

Inculiables

El viejocú en la microcú me dijo, el muy cú, que debía pararme del asientocú y dárselo, total, yo no parecía ser una mujer (y por lo tanto no tenía por qué cumplir con los tratos caballerezcos) porque era una gordacú y tenía un anillocú en mi narizcú. Yo le dije:

Miracú viejocú quécu tecú creescú acasocú teníscu derechocú a decirmecú lo quecú tengocú quecú hacercú viejocú sin verguenzacú, ¿vohcú no tienescú hermanas, primas o mamá quecú vienescú y me faltascú el respetocú?. Igualcú me dacú lo mismocú tu asientocú de mierdacú no estoycú ni ahícu no necesitocú que nadiecú me decú el asientocú lo quecú me cargarcú de los viejoscú como túcu,  quecú creencú quecú tienencú la autoridadcú de venircú a decircú cómocu ser mujer suciocú machistacú.

Me paré y le dejé su asqueroso asiento, y creo que gané la discusión porque dije más veces la palabra "culiao".

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