El café más barato y mal hecho en tu vida: tómatelo con bombilla de color a elección.
Cuando nos tocan el poto en el metro y se ofenden porque tenemos muy poco,
esas horas esperando a una amiga que nunca llegará,
cuando no hay tanto silencio como para alimentarnos,
cuando la estufa no calienta,
cuando la gata no quiere acostarse con nosotros,
esos días cuando somos inútiles y respiramos
y el cuerpo ya no puede arrastrar la cabeza ni el corazón.
Cuando se nos sale un
ay dios mío
y ese dios no tiene nada que ver conmigo ni contigo,
cuando nos caemos de las escaleras
y nos ponemos a llorar.
Cuando llegamos a casa y no damos más: café con bombilla
se toma así porque sí, se bebe fingiendo que es normal y placentero,
porque a veces la vida puede darse el lujo de no tener ningún sentido.
Nos quemamos la lengua y la bombilla es absurda,
entonces nos podemos reír, con tranquilidad.
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