las matamos por asco
y por miedo
las matamos por todas esas razones por las que mataría un humano
por ignorancia,
sin un querer
ni un amar,
las matamos sin darnos cuenta
pero las matamos sabiendo
por ladronas
por intentar llevarse
lo que ya habíamos orinado
y masticado en nuestras entrañas,
era nuestro lo que acariciaban
y ellas también eran nuestras
nos reimos a carcajadas
y nos empachamos de oro dulce
y entonces,
sus bailes de memoria predicaron destrucción
y los frutos florecían
de botones echos calavera de esperanza
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