Buttbra

 

En el diario de la pequeña localidad pedían con urgencia a una persona con la cual ver películas. Por necesidad de abrazos y amor, justificaba. Jovencita pide otra jovencita como ella, agregaba.

Y él era muy hombre, especificamente: muy hombre chileno, y se le ocurrió que demás le funcionaba esto de las películas gringas, esto de vestirse de mujer. Total, él pasaba como cualquier weá, o eso le decían sus papás. Así que se puso una falda de la hermana, se envolvió la cabeza en seda y partió a la dirección apuntada  después de mandar un mail confirmando su disponibilidad.

Era un departamente asquerosamente ordenado, con más cactus que polvo y un olor a desodorante ambental batante penetrante. Ella no habló mucho, le dio la bienvenida y lo condujo hasta un sosfá grande y rojo, frente a una tele antigua. En el dvd puso esa vieja película de ET y después de pasarle un sobre con lo que parecía ser el dinero, procedió a sentarse con él en el asiento y arrimarse a su lado.

—Eres un hombre—Dijo después de un rato.
—No—Replicó sin convicción, con nervios, con repulsión de sí mismo—Sí.
—No importa.
—¿No?
—Yo también soy hombre—Se subió la falda rosa pastel—Y gay, sabía que iba a pasar esto—Y empezó a sacarse la ropa.—Odio ET.

Un segundo de estupefacción y después
él también estaba desnudo.


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no sé quién es el weón de la foto ni me importa.