sábado, 1 de febrero de 2014

Chistes de la percepción y el tiempo

 
Montaron un altar sin consultarles: elevaron sus nombres con gritos y oraciones, vistieron las más exquicitas telas y comieron los platos más deliciosos; las llamaron ángeles, las llamaron de todas las tiernas maneras posibles, las retrataron en toda superficie al alcance: hicieron estatuas y les regalaron joyas, les dijeron que el mundo era suyo. Hicieron milagros para ellos. Las encerraron en los templos y a las que escaparon las desterraron con miradas y susurros; nunca quisieron templos ni ofrendas, nunca fueron dioses, pero las sumieron en un sueño hasta que fue demasiado tarde y la cotidianidad las abrazó. Las creyeron fantásticas, las creyeron malévolas; las llamaron diosas, las llamaron demonios, inventaron a las brujas y luego trataron de echar sus recuerdos a la hoguera cuando ya no les convenía, cuando el fuego les pareció más brillante. Las golpearon con lo que tenían, las golpearon con todo: pisotearon sus nombres y se los cambiaron, las hicieron diferentes, las hicieron iguales, inventaron una costilla para poderlas subyugar; dijeron maldiciones, prometieron el mundo, juzgaron, lanzaron piedras, rompieron telas y huesos, derramaron sangre hasta que las hicieron pequeñas, señalaron la sangre y se rieron.

Algunas perdieron la noción del tiempo y del dolor, otras perdieron mucho más. Pasaron muchos años antes de poder bajar de sus altares y subir de sus tumbas; cuando pusieron los pies en la tierra, allí había arrepentimiento, pero también había burla, había miradas de hambre, armas de paz.

No fueron dioses ni demonios, antes de abrir la puerta les tatuaron los ojos, los hombres las llamaban mujeres.


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*el retrato es de John Atkinson Grimshaw
**esto es muy triste, pero esto veo.

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