Ella la amaba tanto tanto tanto y tenía tanto tanto tanto miedo a la muerte, que procuró decíselo todos los días; pero no notó que eso era muy muy muy egoísta, hasta que ya no volvió a hablar con la que amaba tanto tanto tanto. También descubrió que era muy muy muy cobarde y por eso no quiso molestar más a la que amaba tanto tanto tanto; se permitió llorar llorar y llorar, hasta que su corazón palpitó muerte muerte muerte, hasta que quedaron solo los ecos ecos ecos, de todas las veces que le faltó repetir a la que amaba, que la amaba tanto tanto tanto.
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