Gracias y por favor son las palabras mágicas.
Así te lo enseñan apenas pueden por un afán civilizador que solo se puede comparar al de la conquista: una estaca en la lengua y en los ojos con una bandera que te hace cosquillas en las encías y en la nuca. No es que venga a reclamar que decir gracias y por favor sea un adefesio para la sociedad, y que deberíamos dejar de enseñar tales cruentas prácticas a los niños, ¡que alguien piense en los niños!. No.
El punto es que se enfocan mucho en eso y a nadie le enseñan cosas más útiles, como...no sé, decir teamo; no lo hacen, al menos, con los pucheros ni con esas caras largas kilométricas que te ponen cuando uno no responde con las palabras mágicas, lo que parece significar que uno empieza una desastroza carrera como ser humano a los...¿cuatro años?.
Mi niñito (o niñita) lindo (o linda) precioso (o preciosa).
Y te apretan los cachetes y todas esas cosas, pero nadie es capaz de decirte que te ama desde pequeño: eso pasa en las puras películas, o eso creo, o eso me pasa a mí; ¿quién sabe cuántos afortunados ignorantes hay allí afuera?, y no me vengan con cosas, porque un mes y todo igual yo me hubiera despertado por un teamo. No es desesperación ni nada de eso, ¿y qué es la necesidad?, para nada.
El punto es que uno no aprende esas cosas, aunque tampoco es como si los papitos tengan que andar diciéndonos cuánto nos aman y esas cosas de las películas a cada rato porque a veces eso se ve de mejor manera en las acciones, o algo así; pero entonces yo estoy acá y ellos en el pasado, descansando indiferentes a su error, mientras yo en el presente peleo contra los dedos atrofiados y la vida echa aliento porque ni puta idea de cómo decirle a este ser que lo amo y que lo extraño y que peludos diablos, no es mi culpa no saber cómo decir teamo ni cómo funcionan estas cosas del amor, que yo llego y dejo la montonera de problemas porque trato de mostrar mis nocivos afectos mediante actos y palabras pero, por alguna razón, siempre termino tropezándome y sacándome la chucha.
La rechucha.
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*sacándome la chucha: haciéndome daño, tropezando, fracasando, todo lo anterior dicho de una manera "vulgar".
**la rechucha: 2(sacádome la chucha)
***me contuve, pero en esto quería decirlo todo con puras groserías UvU.
Mi niñito (o niñita) lindo (o linda) precioso (o preciosa).
Y te apretan los cachetes y todas esas cosas, pero nadie es capaz de decirte que te ama desde pequeño: eso pasa en las puras películas, o eso creo, o eso me pasa a mí; ¿quién sabe cuántos afortunados ignorantes hay allí afuera?, y no me vengan con cosas, porque un mes y todo igual yo me hubiera despertado por un teamo. No es desesperación ni nada de eso, ¿y qué es la necesidad?, para nada.
El punto es que uno no aprende esas cosas, aunque tampoco es como si los papitos tengan que andar diciéndonos cuánto nos aman y esas cosas de las películas a cada rato porque a veces eso se ve de mejor manera en las acciones, o algo así; pero entonces yo estoy acá y ellos en el pasado, descansando indiferentes a su error, mientras yo en el presente peleo contra los dedos atrofiados y la vida echa aliento porque ni puta idea de cómo decirle a este ser que lo amo y que lo extraño y que peludos diablos, no es mi culpa no saber cómo decir teamo ni cómo funcionan estas cosas del amor, que yo llego y dejo la montonera de problemas porque trato de mostrar mis nocivos afectos mediante actos y palabras pero, por alguna razón, siempre termino tropezándome y sacándome la chucha.
La rechucha.
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*sacándome la chucha: haciéndome daño, tropezando, fracasando, todo lo anterior dicho de una manera "vulgar".
**la rechucha: 2(sacádome la chucha)
***me contuve, pero en esto quería decirlo todo con puras groserías UvU.
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