Love, love will tear us apart again
Joy Division.
Los ángeles no vienen del cielo. ¿Quién inventó esa payasada?
Las cosas celestiales vienen de la tierra y se quedan allí, ¿no es obvio?
Para servir a la tierra, hay que ser de la tierra.
Y para ser un ángel, hay que estar consciente de se es uno, y que se viene a la tierra para servirla.
Ella lo sabe, que es un ángel y que tiene un don maravilloso.
Que muchos de su clase la envidian.
Puede transformarse en lo que tú necesites.
Sí, alucinante.
¿Un amigo?, ¿una mascota?, ¿alimento?, ¿dinero?
No intentes pensar en un cosa en la que ella no se pueda transformar, porque no la hay.
Obviamente, no va por ahí diciendo lo que es capaz de hacer, ¿te imaginas en lo que eso puede terminar?
Claro que sí, pero no importa, ya terminó.
¿Cómo?
Ángel o no, tierra o no, era un ser en medio de un millón de seres; y un día, conoció uno que simplemente le revolvió las prioridades y el cuerpo y el alma y la mente y cada partícula que la componía. Sí, se enamoró.
Pobre, ¿eh?.
¿Y entonces?
Ella no dudó en ir con esta persona, a susurrarle al oído:
Puedo ser lo que tú más quieras.
¿Y él?
Hundiéndose de hombros:
Nada me hace falta.
¿Y ella?
Doblándose sobre si misma, sin si quiera llorar, con una sonrisa en la cara desapareció. Así sin más, sin que fuera notada. Olvidándose de donde vino al sentirse flotar y luego morir hecha aire y polvo.
¿Y él?
Siguió su camino.
¿Y ella?
Nacida de la tierra para servir en ella, lo más probable es que haya vuelto al lugar de dónde vino para buscar algo de consuelo.
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Dibujo llamado El ángel Israfel, de Edmund Dulac.

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