miércoles, 3 de julio de 2013

Acto de magia


Le temo a la oscuridad
desde que te conozco.

He inventado la oscuridad.

He escapado de la oscuridad.

Alejas la oscuridad

que es neblina que me arrastra al temor
inseguridad maligna que brota en mi estómago,
que es flotar sobre el vacío
y sentir vértigo en el pecho,
taladrando la posibilidad de caer
sin poder decirte adiós.
Caer no importaría
si puedo decirte adiós.

Me traga
cuando no estás.
Esa es la esencia de la maldita oscuridad
que parece haber sido inventada para recordarme 
cuando no estás
cuánto te amo.
A veces amo esa oscuridad.

Yo soy la oscuridad
cuando me quedo sola con mis pensamientos y tus palabras
cuando salgo a navegar entre mis pensamientos y divago
sobre direcciones
que tal vez no existen.

Nunca le temí
a la luz apagada
ni a la soledad
pero 
¿qué hago cuando
esas presencias significan tu ausencia?

Solo tú alejas los más terribles demonios
y las horas
y el temor
que me causa la oscuridad
con sus cuchillas de sal
y sus insultos retumbantes.

He ahí que pronuncie tu nombre como un hechizo
una y otra vez,
para que se mude la bruma
y el vacío del espacio
en algo que me inquiete
un vals de deleite 
un aleteo que toque la puerta
de este músculo que los magos llamaron corazón.

Entra la luz
desde que te conozco.

Has inventado la luz.

Busco la luz.

Creas la luz.

Y de pronto estoy aquí, enamorada
huyendo de lo que inventé.
Tal vez abusé de la magia
y tal vez no me importa.


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el óleo se llama "De la oscuridad, la luz" y es de Johann Ender

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