sábado, 13 de abril de 2013

Para hacer bien el amor hay que venir al sur

Lo importante es que lo hagas con quien quieras tú.

Sí, me estaba mirando, incluso sonrió.
¡A mí, me sonrió!
ni me lavé la cara hoy día, porque iba a perder la micro que pasa justo veinte para las ocho, ¡y aún así me miró por un largo rato!, sonriendo cuando nuestros ojos se encontraron a través de la multitud inquieta por encontrar algún espacio en el siguiente tren, vagón número uno, porque la gente seguía creyendo que el primer vagón siempre va más desocupado que el resto.

Y si te deja no lo pienses más

Ah, al fin.
Luego de una estampida, tenía yo mi propio sitio junto a la ventana, justo junto a la ventana, y busco entre los rostros decepcionados e incómodos ese que hace un rato no podía despegar sus ojos de los míos. Se ha quedado fuera del tren, y me sigue mirando, levantando la ceja cuando me quedo en su cara mucho tiempo, ¿por qué el tren no avanza?, lo único que hago es mirar, ¿y si le sonrío?, el metro está varado en la estación, ha de ser una señal. Practico la sonrisa con la cabeza agachada, ¿me seguirá observando?, yo sigo con la cabeza agachada.

Levando con lentitud el mentón, él sigue viéndome, con una mueca de alegría, me tirita la comisura de los labios. Voy a devolverle el gesto,

El metro empieza a moverse.

¡Por la cresta!

¿Y por qué tengo esta canción de Rafaela Carrà en el celular?

Búscate otro más bueno, vuélvete a enamorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario