—Siento que ya nada es como antes
—¿Qué cosa?
—¡Nuestra cosa!
—Oh, ¿y qué quieres hacer?
—Lo mejor es darnos un tiempo
—Bueno
—Lo tomaste muy bien
—Sí, es que te entiendo perfectamente, últimamente solo te he dado el indicativo perfecto
—¿Qué?
—Ya sabes, creo que deberíamos usar otros tiempos, conjugar de otras maneras el verbo amar
—Estás jodidamente loca
—Creo que el gerundio estaría bien
—¿Disculpa?
—Amando
—No, para, ¡no me refiero a eso, por dios!
—Ah, debiste decirlo desde un principio
—Es que tú nunca entiendes nada
—Como te digo, esto es lo mejor
—Entonces, nos damos un tiempo
—Sí
—¿Yo te doy el futuro y tú a mí el presente?
—¡Nunca entendís nada de lo que te dicen, estás loca mujer, ándate a la cresta!
—Pero explícame po'
—Traté de ser sutil
—Odio eso
—Tiempo ni nada, terminemos
—¿Qué cosa?
—¡Nuestra cosa!
—¿Tenemos una cosa?
—De verdad, estás loca, me voy
—Nos vemos mañana
—¡Terminamos, te dicen! ¡Loca de mierda!
—Sí, yo tampoco quiero seguir discutiendo si te pones así
—Mátate
—Bueno mi amor
—No, en serio, no sé cómo te soporté durante tanto tiempo
—Es que te encanta usar el futuro indicativo, aunque tus acciones son más del tipo condicional
—Loca, loca, loca, loca
—Ya, mejor anda a tomar algo para calmarte, nos vemos mañana
—¡No voy a volver a este lugar!
—Yo también te amo
—Yo te amé
—No, no, no, conjugaste mal el verbo
—¡Yo sé lo que hago!
—No, es mejor que terminemos esta relación, no puedo estar con alguien que, de todos los verbos, no sabe conjugar el amar
—Tú tienes un problema
—No es más grave que el tuyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario