El huaso engalanado arriba de su caballo, luce un poncho tejido artesanalmente y un traje crema cuidadosamente planchado. Sobre su pelada, lleva puesto un sombrero que durará mil años y sus espuelas son de oro; así, cuando hunda el metal en la carne del animal esta herida no se infectará y el relinchido le dará más poder a su paso campante como de jinete apocalíptico: vestido de las hambres de su china y sus hijos derramados por el mundo, odiando, afilando el cuchillo de la venganza.