domingo, 8 de noviembre de 2015

En medio de la desesperación

corté el queque con una cuchara de té, y como no era suficiente, le eché palta y manjar.

Palta y manjar al mismo tiempo,

y me hice un agua y la revolví con la misma cuchara y mastiqué sin pensar en nada más que en la receta del queque de vainilla con manzana y pasas, y aunque odio las pasas me las comí igual; con la palta y el manjar,

palta y manjar al mismo tiempo.

Cuando volví a la cuerpa, me lo había comido todo: el queque, la palta, el manjar, el pan con mantequilla, los tallarines del almuerzo, la lechuga sin lavar, 

las babosas que se subían al mueble de la cocina.