jueves, 28 de mayo de 2015

A cualquiera le pasa

No tiene nada de malo, ¿verdad?. No, cree que no, pero igual no se lo dice a nadie. Cuando les ven tomándose las manos, piensan que es su libro favorito y no les dice lo contrario, le da un poco de miedo.

Trata de aliviar la ansiedad trazando círculos tiernos en la portada. Está plastificada cuidadosamente, aunque algunas páginas ya no se pueden leer, han estado en una relación por más de diez años. Sí, con la novela. Se conocieron en la plaza, ella abandonada triste y húmeda sobre la alfombra de musgo invernal.

A veces se desnuda y se recuesta mirando el techo a su lado, se pregunta si habría sido mejor dejarla donde estaba, si mantaner su relación en secreto (más bien en la incertidumbre) no lo hace igual o peor a esa figura difusa del anterior mal amante que tejía en su cerebro.

Acaricia el papel, lo huele, capa por capa. Se le escapa una lágrima y una hoja se queja por su descuido, se ríen. Todo está bien.