domingo, 16 de noviembre de 2014

Crush

Eres como una canción de Florence and The Machine, con mucho tambor y sonidos de iglesia recién reconstruída; voces pomposas que hacen latir el oído y me obligan a recordar las venas, el corazón y toda esa sangre que me mostraban en los libros de biología. Me haces sonrojar. 
Estás cifrada en otro idioma que entiendo solo si repito la canción, te imagino con todos esos trajes de arcoíris negro; me imagino regalándote un cd pirata con canciones de la Flo y su máquina de amor intantáneo; nos imagino tiñéndonos el pelo entre nosotras (¿te tinturas el pelo?) para guardar los nachos y las gabis para ir a ver a la Florencia y a La Máquina de los romances de miles cientos de personas que no son yo ni tú ni nosotras pero que, probablemente, entienden las ganas de no comer nada porque tienen muchas palabras en la guata y quieren decirlo todo a alguien que no sabe.
Y yo tampoco sé: no sé tu nombre ni te conozco, no te he visto en la calle ni hay rastro tuyo en mis sueños; pero la posibilidad de encontrarnos en un vértice cualquiera de la vida me llena de euforia.
Tampoco sé si te gusta Florence and The Machine.


No hay comentarios:

Publicar un comentario