Un ladrido contra el ladrillo, estrellado,
un miedo que no puede ahogarse escala el sofá
y unas suicidas ganas de matar se arriman entre mis pechos;
anhelo heridas pasadas y una hora bajo la ducha para lamer las pesadillas;
necesito el calor artificial de una guerra en mi cabeza
el dolor del esfuerzo,
también necesito que explote la tierra
la inundación de la tierra,
el empequeñecimiento de la tierra,
a mis pies, la tierra.
Olvidé quién quiere entrar y quién me ruega salir
quién es la visita y quién desea partir:
sé de alguien que tiene fuego en la lengua y camina en línea recta,
lleva lentes de contacto y sabe tostar bien el pan,
quiere lanzarse por la ventana para sentir amor
quiere algo bien enterrado en el corazón,
se hace nudos a la garganta por curiosidad,
se muere por poderse matar.
Pateando puertas y rompiendo ventanas
aquí en casa hay otra como yo,
aquí adentro a veces me encuentro
entre los amores y el entierro;
cuando me sonrío, tiemblo.
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