Después de romper los vasos de la casa, tropezarse en todas las planicies posibles, arruinar el almuerzo y el desayuno, y expandir su mala fortuna recién adquirida en todos los familiares que en ese momento descansaban en el hogar-dulce-hogar, decidió que sería más cuidadosa. Y lo estaba haciendo muy bien hasta que tomó esa bandeja de huevos y la botó al suelo, ¡doce huevos en el piso!
—¿Y qué desgracias pasarán cuando te enamores?
—Antes que algo como eso suceda, yo misma vuelo la tierra en pedazos
Vio salir a la otra mujer de la cocina envolviendo el ambiente en carcajadas, terminó de limpiar el desastre, volvió a su cuarto, prendió el computador, buscó en internet cuáles eran los países que tenían poder nuclear, para ver a cuál de todos era más barato ir.
Tenía las mejillas encendidas y los ojos brillantes, pero por sobretodo una rabia inmensa.
Nadie la podía ver así.
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